A día de hoy, los medios internacionales siguen debatiendo quién fue el primer hombre en llegar a la cima de Everest (además del enigma de Mallory e Irvine), pero, tanto Sir Edmund Hillary como su carismático sherpa y amigo Tenzing Norgay, firmaron un texto en el que renunciaban a alimentar la controversia y defendían la conquista como un hecho colectivo. Ambos sabían que lo realmente importante era la preparación, la planificación, la experiencia, las tecnologías avanzadas para la época y la sincronización de todo el equipo, y esa suma fue lo que les permitió hacer cumbre aquel 29 de mayo de 1953.
El equipo de la expedición estaba liderado por el coronel británico John Hunt y formado por 13 alpinistas y 20 sherpas que fueron elegidos con esmero por cumplir una serie de cualidades personales, que, en conjunto, formarían un grupo compacto con serias aspiraciones de coronar la cumbre de la montaña más alta de la Tierra, con 8.848 metros de altitud.
Tenzing Norgay era un nepalí con amplia experiencia en el Everest (de hecho, el año anterior ya había alcanzado los 8.500 m.) y Edmund Hillary era un neozelandés, amante del alpinismo, que fue invitado por el mismo coronel a sumarse a su aventura. Durante el ascenso, Hillary observó las grandes cualidades del sherpa y se esforzó para generar una sintonía con él, lo que le sirvió para que Hunt les eligiese como pareja.
Después de haber pasado varias semanas en la montaña, el coronel Hunt eligió a dos parejas para que intentarán alcanzar la cima. La primera pareja (Tom Bourdillon y Charles Evans) estuvo a sólo 100 metros de la cumbre, pero tuvieron que regresar a causa del extremo cansancio. Dos días después, la segunda pareja (Tenzing y Hillary) conquistó el techo del mundo.
LOS SHERPAS NO SON SIMPLES PORTEADORES
Los sherpas han jugado un papel discreto, pero fundamental, en la historia de la escalada en el Himalaya, no solo por sus impresionantes cualidades como escaladores, sino por sus conocimientos del terreno, la climatología, su lealtad, compañerismo, tenacidad, profesionalidad y capacidad de llevar la iniciativa en una ascensión.
Realizan el trabajo más duro: abren el camino a los foráneos, deciden las rutas adecuadas según las circunstancias, colocan las cuerdas y transportan las tiendas de campaña, comida y bombas de oxígeno, llevando hasta 40 kilos en sus espaldas. Adicionalmente, para un sherpa experimentado, es esencial saber cómo gestionar el riesgo y controlar a sus clientes, ya que muchos sufren fuertes alucinaciones en la zona de la muerte (+ 8.000 m) que hacen que se confundan de camino, se caigan al vacío o mueran de frío.
EL VALOR DE UN PARTNER EXPERIMENTADO
Como vemos, el sherpa no asume un papel secundario, sino que, junto con el alpinista, es protagonista a lo largo de toda la escalada. Y ese es el papel que queremos jugar en Comdata: estar al lado de las empresas y las marcas para acompañarlos en sus ascensos a la cima de la experiencia de cliente.
Para ello, es fundamental contar con un gran equipo, que sea leal, honesto, íntegro, constante y profesional; innovador y con visión estratégica; que ofrezca soluciones adaptadas a cada casuística, combinando las mejores prácticas internacionales con las sensibilidades locales de cada región; que disponga de herramientas tecnológicas y digitales de última generación para analizar, interpretar y anticipar tendencias, comportamientos y acontecimientos a los clientes; y que cuente con décadas de experiencia real y contrastada.
El cliente actual exige una sincronización completa a lo largo de todo el ciclo de relación con la empresa, así que buscar una mano experta que nos guíe por esos terrenos y encontrar al mejor sherpa para el trayecto será la llave para conquistar al consumidor moderno.
Así que, no dejemos que nuestra lógica occidental nos confunda cuando utilicemos la palabra «sherpa» para referirnos a un «porteador» porque… ¡en Nepal significa «hombre de negocios astuto»!
Pedro Rodríguez Swanson
Chief Commercial Officer Spain